Abrir esta empresa virtual como preludio a la inaguración de una óptica, humilde pero implacable. De cada anteojo un disfuerzo, de cada mal de ojo una rueda gigantesca. He ahí que son imágenes las que desbordan nuestros estados de conciencia e inconciencia, las que, con negada castidad, nos retiran el saludo en plena batalla o nos convierten teóricamente al grito, a la acción carente de melodía, a la urgencia de huesos que exige los espíritus en avalancha. La vocación de tomar las pantallas por asalto, de incendiar pestañas congeladas. Próximamente inaguraremos una pequeña óptica a media cuadra de acá, entretanto vaya testificando. Recuerde: acá se hace gráfica.
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